Un roblón o remache es un elemento de fijación que se emplea para unir de forma permanente dos o más piezas. Consiste en un tubo cilíndrico (el vástago) que en su fin dispone de una cabeza. Las cabezas tienen un diámetro mayor que el resto del remache, para que así al introducir éste en un agujero pueda ser encajado.
El uso que se le da es para unir dos piezas distintas, sean o no del mismo material. Es uno de los métodos de unión más antiguos que existen y actualmente se han desarrollado técnicas de automatización que consiguen abaratar el proceso de unión.
Los remaches pueden estar constituidos por más de una pieza o componente y se colocan con remachadoras que pueden ser manuales o a batería.
Las manuales, se amoldan a cualquier tamaño de pieza que se vaya a unir y son también conocidas como remachadoras pop. Es una herramienta imprescindible en talleres de confección textil y marroquinería para dar acabados de alta resistencia. Se usan por ejemplo en pantalones vaqueros, por el espesor del textil y por la intensidad de uso que debe soportar. Mochilas, bolsos y bolsas de viaje también requieren de este tipo de unión.
Fuera de la industria textil, también se utilizan en pastillas de freno para vehículos comerciales, aviones y locomotoras, soportes de metal, ventanas e incluso teléfonos móviles.
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